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De todas partes del país acudieron a Jerusalén a pedir juntos la ayuda del Señor. Josafat se paró en medio de ellos, junto al atrio nuevo que está a la entrada del templo, y pronunció esta oración:

«Señor, Dios de nuestros padres, único Dios en todos los cielos, gobernador de todos los reinos de la tierra, tú eres fuerte y poderoso. ¿Quién puede prevalecer delante de ti?

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